
Había una vez un lugar mágico, tan real como los sueños y tan cautivador como las páginas de un libro encantado. El Museo Nacional de la Estampa, un tesoro oculto en los confines de la ciudad, esperaba con ansias a aquellos aventureros dispuestos a emprender un viaje más allá de la imaginación.
Las puertas del museo crujían ligeramente al abrirse, como si estuvieran saludando a los visitantes con un susurro de bienvenida. Al cruzar el umbral, una brisa suave acariciaba el rostro de aquellos intrépidos exploradores, como una señal de que estaban a punto de descubrir algo extraordinario.
El Museo de la Estampa se alzaba majestuoso ante ellos, sus muros de piedra guardando siglos de historia y secretos insospechados. El aire estaba impregnado de un aroma peculiar, una mezcla de papel antiguo y pigmentos de colores que despertaba la curiosidad y avivaba los sentidos.
Cada sala del museo era un mundo en sí misma, un universo encerrado entre cuatro paredes donde las estampas cobraban vida. Las obras de arte parecían susurrar historias al oído de los visitantes, invitándolos a sumergirse en sus relatos y explorar los rincones más profundos de su imaginación.
En una de las salas, un grabado antiguo mostraba un paisaje enigmático, con árboles centenarios y ríos de tinta que fluían con la sabiduría de los siglos. Al observarlo detenidamente, se podía sentir el viento acariciando el rostro, el murmullo del agua corriendo y el perfume de las flores silvestres impregnando el aire.
En otra sala, las paredes estaban cubiertas de litografías vibrantes, llenas de colores y formas que desafiaban la realidad. Al mirarlas, parecía como si se estuviera flotando en un sueño, donde los límites se desvanecían y la imaginación se desataba en una danza deslumbrante.
El recorrido continuaba, revelando exposiciones temporales que capturaban la atención de los visitantes con su originalidad y su capacidad para sorprender. Cada nueva sala era un portal hacia una nueva aventura, un viaje a través de los confines del arte y la creatividad.
El pasado 06 de marzo del 2023, la OMPP/WOFP tuvo el privilegio de adentrarse en este reino de maravillas. Fue una visita protocolaria llena de descubrimientos y emociones, donde pudimos sumergirnos en el pasado y el presente de la estampa, y sentir en nuestras manos la magia de cada obra maestra.

La colaboración entre la OMPP/WOFP y el Museo Nacional de la Estampa se convirtió en un puente entre dos mundos, uniendo fuerzas para difundir la belleza del arte y promover la paz a través de la cultura. Ambas instituciones compartieron visiones y sueños, y juntas construyeron un camino hacia un futuro más brillante y armonioso.
¿Te atreves a emprender este viaje? El Museo Nacional de la Estampa espera tu visita, ansioso