OMPP – Organización Mundial por la Paz

Sálvese quien Pueda

¿Sálvese quien pueda? Salud,
tecnología y el dilema humano
Por : Johnny Jean

Hace algunos años, alrededor del 2018, cayó en mis manos un libro que me marcó
profundamente: ¡Sálvese quien pueda! de Andrés Oppenheimer. En él se hablaba de un
futuro donde la inteligencia artificial y la tecnología transformaría radicalmente el mundo del
trabajo, incluyendo la medicina. Una de las afirmaciones más inquietantes era que los
médicos podían perder relevancia, porque las aplicaciones tecnológicas serían capaces de
monitorear y diagnosticar a los pacientes mejor que cualquier humano.

La pregunta que surge hoy, en 2025, es inevitable: ¿se cumplió aquella predicción?
¿Estamos ya en ese mundo donde los doctores han sido sustituidos por la máquina?


El acelerador de la pandemia

Con la pandemia de COVID-19 la respuesta comenzó a tomar forma. Lo que antes parecía
un proceso lento, se aceleró de manera brutal. La telemedicina pasó de ser marginal a
convertirse en una práctica común; los relojes inteligentes y sensores portátiles empezaron
a medir oxigenación, frecuencia cardíaca o incluso detectar arritmias sin necesidad de ir al
consultorio. Algoritmos de inteligencia artificial comenzaron a leer radiografías, resonancias
y tomografías con una precisión que competía con la de los especialistas.
Pero lo más revelador no fue la máquina en sí, sino la necesidad social: en medio del
confinamiento, la humanidad comprobó que podía sobrevivir con sistemas de diagnóstico
remoto y aplicaciones médicas. En otras palabras, Oppenheimer no estaba equivocado,
simplemente hablaba de un futuro inmediato que se precipitó por una crisis global.


El problema del lucro en la salud

Ahora bien, aquí aparece el gran dilema: la tecnología avanza, pero la salud sigue estando
atrapada en la lógica del mercado. Antes, era común escuchar historias de médicos que
atendían a pacientes pobres o familias sin recursos, incluso en hospitales caros, sin cobrar
un peso. Había un juramento hipocrático que se imponía sobre el interés económico.
Hoy la situación es distinta. La salud se ha mercantilizado: hospitales privados que
funcionan como corporaciones, doctores que ven al paciente como cliente, farmacéuticas
que encarecen tratamientos básicos y hasta veterinarios que convierten el amor por las
mascotas en una oportunidad de negocio. Y aquí está el punto más duro: si los médicos y
veterinarios renunciaran al lucro excesivo, probablemente tendrían un lugar asegurado en el
futuro. Pero al priorizar la ganancia por encima de la vocación, se abren las puertas para
que la máquina los reemplace.
En este sentido, la tecnología no es la verdadera amenaza. Lo es el ser humano que relega
su propia misión ética y se convierte en competidor vulnerable frente a una inteligencia
artificial que no necesita salario, descanso ni reconocimiento.


Prospectiva hacia 2040

Si proyectamos esta tendencia hacia el futuro, el panorama es claro:
● Los médicos generales tenderán a desaparecer, absorbidos por sistemas de IA
capaces de diagnosticar en segundos y de manera personalizada.
● Los especialistas sobrevivirán, pero como directores de orquesta acompañados de
robots quirúrgicos, algoritmos predictivos y terapias genéticas.
● La medicina será cada vez más preventiva y personalizada, ajustada al ADN de
cada individuo.
● En la veterinaria ocurrirá lo mismo: collares inteligentes, sensores de
comportamiento y sistemas diagnósticos desplazarán al veterinario general.
● Y, sobre todo, veremos una brecha enorme: quienes puedan pagar vivirán más y
mejor, con acceso a nanobots, terapias genéticas y longevidad extendida, mientras
que las mayorías quedarán limitadas a servicios básicos y a la medicina comunitaria.


Reflexión final

Oppenheimer tenía razón en su advertencia, pero no en el tiempo: no estábamos en 2016 ni
en 2020, estamos en un tránsito que se consolidará hacia 2040. Sin embargo, la pregunta
central no es si las máquinas reemplazarán a los médicos generales o veterinarios. La
pregunta es otra, mucho más profunda:
¿permitirá el ser humano que la salud siga siendo un negocio, o dará un paso
histórico para convertirla en un derecho universal antes de que sea demasiado tarde?

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