La escalada del conflicto en Ucrania ha generado una respuesta internacional sin precedentes en las últimas décadas, con apoyo militar, ayuda humanitaria y gestos de solidaridad provenientes de diversas partes del mundo. A pesar de la ausencia de tropas extranjeras sobre el terreno, Estados Unidos y Europa han impuesto un conjunto extenso de sanciones contra Rusia, marcando una de las acciones más contundentes en la historia de las relaciones internacionales.
En contraste, la atención y la ayuda internacional hacia otros conflictos, como el que asola Etiopía desde hace 16 meses, han sido notablemente más limitadas, a pesar de su gravedad y escala devastadora. Este conflicto, que estalló en noviembre de 2020, ha dejado a aproximadamente 900,000 personas en una situación de hambruna, según las estimaciones del gobierno de Estados Unidos, y más de 9 millones de etíopes requieren asistencia alimentaria urgente.
Raíces del conflicto en Etiopía
La base de este conflicto se encuentra en una disputa entre diferentes etnias que han coexistido en Etiopía durante casi tres décadas. Desde 1994, el país ha adoptado un sistema de gobierno federal, conocido como federalismo étnico, que ha sido el escenario de tensiones y conflictos intermitentes. Uno de los focos de este conflicto es la región de Tigray, donde el Frente Popular de Liberación de Tigray (TPLF) ha liderado una coalición de partidos que gobernaron el país durante años.
A pesar de los esfuerzos del primer ministro Abiy Ahmed Ali por implementar reformas y consolidar la unidad del país, las tensiones étnicas han persistido, desencadenando un conflicto violento en Tigray. Este conflicto se ha visto exacerbado por la intervención de soldados eritreos aliados con el gobierno etíope, y ambos bandos han sido acusados de cometer atrocidades.
Desarrollo del conflicto y situación actual
El conflicto en Etiopía ha sido testigo de una escalada de violencia y sufrimiento humano. Desde el estallido de las hostilidades en noviembre de 2020, se han reportado numerosos casos de asesinatos de civiles, violaciones masivas y desplazamiento forzado de población. Las cifras de muertes y desnutrición continúan en aumento, mientras que la falta de acceso a servicios básicos como agua potable y atención médica agrava aún más la crisis humanitaria.
A pesar de los llamamientos internacionales para detener la violencia y facilitar el acceso humanitario, el conflicto en Etiopía parece estar lejos de llegar a una resolución. La ausencia de negociaciones significativas entre las partes en conflicto y la persistencia de la violencia en el terreno han exacerbado aún más la situación, dejando a millones de personas en una situación de desesperación y sufrimiento.
Comparación con otros conflictos internacionales
La disparidad en la respuesta y el apoyo internacional a diferentes crisis en el mundo plantea interrogantes sobre la equidad y la justicia en la comunidad internacional. Mientras el conflicto en Ucrania acapara los titulares y las acciones diplomáticas, otras tragedias humanitarias, como la que enfrenta Etiopía, quedan relegadas a un segundo plano, pese a su gravedad y urgencia.
Es fundamental reconocer que todas las vidas humanas son igualmente valiosas y que todas las crisis humanitarias merecen una respuesta urgente y efectiva por parte de la comunidad internacional. La atención selectiva a ciertos conflictos en detrimento de otros no solo perpetúa la injusticia, sino que también pone en riesgo la vida y el bienestar de millones de personas que necesitan desesperadamente ayuda y solidaridad.