La historia de María Paredes es un testimonio vivo de cómo el espíritu humano puede superar la adversidad más profunda para alcanzar la grandeza. Originaria de Ciudad de México, María enfrentó desde niña un desafío que cambió el curso de su vida, una enfermedad a la edad de 7 meses conocida como “Poliomielitis” que la dejó con una discapacidad física en ambas piernas. Lejos de rendirse, con el pasar de los años transformó esa condición física en el motor que impulsaría su carrera en el deporte paralímpico.
Con una determinación inquebrantable, María se adentró en el mundo del deporte paralímpico, en la disciplina de tenis de mesa en silla de ruedas, donde pronto comenzó a destacar por su disciplina, talento y fortaleza mental. Sus éxitos como atleta: IV juegos parapanamericanos Guadalajara 2011 obteniendo dos medallas de oro; 2015 medalla de oro en los Juegos Paralímpicos de Toronto Canadá, 2016 medalla de plata en los juegos Paralímpicos de Río Brasil y en diferentes competencias nacionales donde tuvo una destacada participación consolidándose como una de las grandes del deporte inclusivo.
Desde entonces, María no solo ha cosechado victorias en el ámbito deportivo, sino que también se ha convertido en una voz inspiradora para miles de personas con discapacidad alrededor del mundo. Ha participado en campañas por la inclusión, visitado escuelas, comunidades y ha sido portavoz de organizaciones que luchan por los derechos de las personas con capacidades diferentes.
La Organización Mundial por la Paz reconoce a María Paredes no solo por sus hazañas deportivas, sino por su papel como agente de cambio social. Su vida nos recuerda que la paz también se construye a través del respeto, la inclusión y la superación personal.
Hoy celebramos a esta extraordinaria atleta como un símbolo de esperanza, resiliencia y dignidad. Su historia nos impulsa a construir un mundo donde todos tengan la oportunidad de alcanzar su propia gloria, sin importar los obstáculos que enfrenten.
